Aunque Oñate no contó con la suerte de triunfar en el fútbol, Dios lo iluminó de otro gran talento para alegrar a la gente, como es el canto vallenato.
Por Hegel Ortega. – Hoy la farándula vallenata ora por la salud del primer intérprete de la música vallenata sin ser acordeonero.
“No vale plata ni poder”, el desgarrador audio de Jorge Oñate hace días en la UCI.
El querido cantante vallenato lucha por su vida en cuidados intensivos. En un mensaje que le envió a su amigo Juan Alberto ‘El Cacha’ Acosta, le pide cuidarse. “Aquí es que estamos viviendo la verdad de la vida y el único que va a arreglar esto es Dios”, le advierte.
Quizás hablar de Jorge Oñate conocido como “El Jiguero de América”, sus cualidades como intérprete, están más que demostradas, desde sus inicios cuando ganó el concurso de canto en el Colegio Loperena de Valledupar, lo que le valió el premio para ir a la hora Philips, concurso de canto organizado por Todelar en Bogotá y que a la postre también ganaría.
Pero en 1971 en La Paz municipio del Cesar a escasos 20 minutos de la capital Valledupar, había un talentoso jugador que competía en la tabla de goleadores de los Torneos municipales del César, con el vallenato Agudelo, un Goleador de los Torneos de DIMAYOR, ese competidor era Jorge Oñate, así como lo leen. Oñate era puntero derecho y era la figura del equipo Juventud Pacifico, en honor a ese bello lugar donde él nació.
El periodista deportivo y técnico de muchas selecciones de fútbol y exjugador del Real Cartagena, Pedro Valdez, quien vivió mucho tiempo en el valle, asegura que uno de los grandes jugadores que él vio, con técnica, buena pegada, e incontenible en el fútbol aéreo, fue Jorge Oñate lo que le valió que “ El DT, el mundialista Toño Rada, lo recomendara para el Junior en 1972, pero no contó con suerte pues era la época de los Brasileros: “El Diablo Caldeira”, Victor Ephanol y otras grandes figura que deleitaban las tribunas de Vietnam y Corea del Coloso de la 72 de Barranquilla, el estadio Romelio Martínez.
También estuvo a prueba en el Unión Magdalena, pero el equipo samario tenía gran influencia brasilera, nada más y nada menos que a Waldir Cardozo Lebrego (Quarentinha), Jailton Dosantos, Luis Carlos Franca, Edson Pinto, José Noguel y Luis Carlos Cunha. Allí fue muy feliz, pero frente a lo exigente de la competencia, no contó con la suerte de ser fichado.
Aunque Oñate no contó con la suerte de triunfar en el fútbol, Dios lo iluminó de otro gran talento para alegrar a la gente, como es el canto vallenato, pero tanto era el amor por el fútbol que el “Ruiseñor del César” no se quedó quieto y siguió apoyando y patrocinando el fútbol de su región, organizando los mejores equipos del valle.
Es así como gracias a sus relaciones con la familia Char dueños de la organización ORO y Junior de Barranquilla, le aceptaron que llevará 8 jugadores a probarse en la plantilla “Tiburona”, de los cuales cuatro quedaron en las reservas, pues para la época existía un Torneo donde los equipos de DIMAYOR formaban a sus jugadores en el campeonato en el cual los suplentes hacían parte del espectáculo como juego preliminar.
Los jugadores que Oñate llevó a Junior y que se quedaron, hacen parte de la galería de los triunfadores de la historia del onceno Ñero; ellos fueron Jesus “Kiko Barrios”, Amin Bolívar, Carlos Araujo y José Maria Pazo, todas grandes estrellas del balompié nacional y miembros de nuestras selecciones absolutas.
Esta faceta del gran Jorge Oñate en el deporte hace parte de la galería de triunfos de este icono de la cultura nacional.
El mundo de la música vallenata y el deporte de Colombia reconocen en Jorge Oñate una figura de insuperables cualidades humanas por el gran aporte a la juventud y sociedad colombiana.
Sus grandes seguidores ruegan por su pronta recuperación.
**Foto Cortesía Facebook el Jilgero de América https://www.facebook.com/Eljilguerodeamerica/?ref=page_internal