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La duda cala hondo porque la actitud en la cancha no corresponde a la ciudad que los respalda

Por estos días en Cartagena se escucha un murmullo que preocupa: ¿están los jugadores del Real Cartagena jugando para ascender o para cumplirle al parlay en contra? La duda cala hondo porque la actitud en la cancha no corresponde a la ciudad que los respalda.

 

Néstor Craviotto llegó tras el fiasco de Martín Cardetti. No armó este equipo, es cierto, pero tampoco ha logrado cambiarle la cara. Y la herencia pesa: un grupo de futbolistas veteranos, con pasado en varias ligas, pero con un presente deslucido. El cronómetro no perdona, y hoy lo que vemos es un plantel más pendiente de las comodidades de Cartagena que de ganarse un lugar en la A.

 

La vida de élite, el fútbol de segunda

 

Mientras disfrutan concentraciones en hoteles de lujo, desayunos con chef y la vida cómoda en la zona norte, en el campo parecen conformarse con lo mínimo. Son tratados como estrellas de Barcelona o Real Madrid, pero se comportan como jugadores sin hambre. Centrales inseguros, laterales inconsistentes, volantes lentos y delanteros que no marcan diferencia.

 

Cristian Marrugo habló de “si no se asciende, esto es fútbol”. No, señor. Esto no es solo fútbol. Esto es Cartagena. Una ciudad de campeones, acostumbrada a ganar títulos mundiales en boxeo y béisbol, a producir atletas de élite. Aquí no caben excusas ni discursos tibios.

 

El contraste

 

El único que ha respondido es Freddy Montero: serio, comprometido y haciendo goles. El resto, figuritas que llenan las redes con poses y los camerinos con comodidad, pero no el arco rival con victorias.

 

La sombra de las apuestas

 

Lo más grave: en los pasillos se habla de apuestas, de partidos entregados, de jugadores que habrían jugado al parlay en contra. Lo vimos frente a Quindío, lo vimos en otros partidos. Esto necesita una auditoría forense. La afición no puede seguir de cómplice, ni la prensa callar, ni los dirigentes mirar para otro lado.

 

Tres partidos para la verdad

 

Quedan tres partidos y quizá cuadrangulares, pero la pregunta es si habrá categoría, jerarquía y transparencia. Tres años de inversión millonaria, de contrataciones rimbombantes y de promesas vacías no han llevado a una sola final. Todo lo han maquillado con artistas invitados, banderazos y espectáculo, pero sin resultados reales.

 

Cartagena merece más. Merece un equipo que honre su historia, que respete a su hinchada y que deje de esconderse detrás de excusas baratas. Ojo con Craviotto, ojo con los jugadores, ojo con los parlays. Lo que necesitamos es fútbol de verdad, no bacanales disfrazados de profesionalismo.