Carlos Salazar un Cachaco al que Cartagena le quedó debiendo

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Foto El Universal

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Un homenaje póstumo al empresario del deporte de la número cinco que se enamoró y entregó todo por el fútbol de Cartagena y Bolívar.

Por Hegel Ortega Madero. «Lo vivimos y lo podemos contar.

Con profunda tristeza hemos recibido la infortunada noticia de la partida de este mundo de Don Carlos Salazar. Uno de esos extraordinarios personajes llegado desde Bogotá sin tanto ruido pero, que sus acciones fueron determinantes en el sector empresarial y deportivo de la ciudad de Cartagena.

Transcurría el año 1.994 y los empresario y dirigentes cartageneros que se habían hecho a la ficha del club de fútbol profesional Sporting de Barranquilla e inscrito en su nueva plaza como Real Cartagena, abandonaban el barco tras perder mucho dinero como socios del equipo profesional de la ciudad de Cartagena.

Nos referíamos a Eduardo Pardo, Pablo Galindo, Gilberto Perdomo, Joaco Berrio entre otros.

El negocio del fútbol se había convertido en un verdadero caos para los dirigentes y empresarios del equipo de la ciudad, pues no había la suficiente inyección económica con la que cuenta el fútbol hoy: Patrocinio, derechos de televisión y redistribución de los producidos de las selección Colombia.

A eso sumele que muchos equipos estaban siendo investigados por sus nexos con el narcotrafico. Logrando que esos escándalos afectaran a los originales dueños de Real Cartagena, provocando la prematura venta de sus acciones.

Es allí donde por primera vez escuchábamos el nombre de un exitoso empresario dueño de gastrobares llamado «Carbón de Palo» y dirigente del club Independiente Santa Fe Carlos Salazar.

Su primer domicilio en Cartagena fue en la Av. Tercera de Bocagrande y la primera persona en contactarlo fue Javier De Pombo, expresidente de Real Cartagena (QEPD).

De Pombo, anunció un día en el programa «Los Dueños del Balón» de RCN que conducía Campo Elias Theran, que había un dirigente y empresario interesado en comprar acciones de Real Cartagena, encontrando eco en los accionista quienes tras 4 años en la «B» cada día perdían más dinero. El negocio se hizo casi de inmediato y Don Carlos Salazar, pasó a ser el socio mayoritario con el 60%, Pablo Galindo 20% y El 20% restante en manos del Distrito de Cartagena.

Carlos Salazar hizo todo, fue un «Cachaco» enamorado desde el primer momento de la ciudad de Cartagena al punto que asumió la caracterización de hombre Caribe, dejando atrás sus vestidos «Cachacos» de pantalón y chaqueta y asumiendo un estereotipo permanente de andar, tanto en sus empresas como por las calles, en camisetas, tenis y pantalones cortos.

Su amor por Cartagena fue tan impactante que logró instalar más de 10 negocios de primer nivel en la línea de gastrobares, generando más de 300 empleos directos.  La carta de sus restaurantes «Carbón de Palo» era magnífica, una mezcla de buena cocina con Sport bar sitio obligado por los futboleros para establecer sus tertulias durante los juegos de la selección Colombia y el fútbol internacional.

La parrilla de «Carbon de Palo» era algo así como el primer amor: muy difícil de olvidar por la pasión y la sason. Sus comensales una vez que la probaban quedaban instalados, como socios de club. La atención personalizada del Don Carlos era única.

En el campo deportivo fue el encargado de la metamorfosis del fútbol en Bolívar. Nunca escatimó su apoyo personal y económico para dirigentes, futbolista, periodistas y hasta hinchas con tal construir un estamento capaz de transformar vidas en la sociedad cartagenera.

Con Raul Mejía y Gido Matrascuza fundaron el Expreso Rojo, un club inspirado en la quimera que le producía el Independiente Santa Fe, el equipo de sus amores  apelativo con que se le conoce al equipo capitalino porque Salazar, fue hincha y socio toda la vida.

El Expresó Rojo se constituyó en una escuela que dignificó al futbolista de Cartagena y la provincia bolivarense con entrenadores de primer nivel como el DT.Daniel Siguero, «El Chino» Gonzalez Scott, Misael Ávila, El profesor Yanted y Borja. Pero, indudablemente su mejor referente nacional es Hubert Boder.

Expreso Rojo es un ejemplo de organización, eran una familia. Apartir de este Club, empezó el ruido de tener los mejores de Colombia en nuestro territorio. Fueron campeones de la primera «C», siendo el único el ganar un cupo para participar en la primera «B» en el Torneo colombiano; ficha que hoy representa Tigres de Bogotá.

De este equipo salieron figuras como David Ferreira, José Najerá, Harold Macias, Orlando Berrio, Luis Irriarte, la lista es inmensa.  Tuvieron equipos en todas las categorías de Bolívar, participaron y representaron a Cartagena en el Torneo de la «B» en asocio del empresario Alvaro Albarracin llegando a ser finalistas.

Si hay algo que consideramos silencioso e irreparable, fue la venta de la ficha del Expreso Rojo a empresarios del interior del país.

Carlos Salazar, fue un hombre discreto, educado y honesto en todo su accionar,  fue presidente de la liga de fútbol de Bolívar. Nunca contó con el apoyo de ninguna empresa de Cartagena, todo lo hacía con los recursos propios.

Un auténtico filantropo, no supimos en que momento se fue de Cartagena.  Se fue de la misma manera que llegó: sin ruido. Eso lo hace aún, más inolvidable. Ni la Cámara de Comercio, ni las autoridades estatales, empresariales y deportivas; tuvieron un reconocimiento para Carlos Salazar un «cachaco» al que Cartagena le quedó debiendo.