Por Hegel Ortega.- El 2018 se constituye en la sexta temporada en el descenso del equipo Real Cartagena, desde el año 2013 cuando se perdió la categoría. Todo pareciera que para los dirigentes del onceno heroico, lo único que importa es participar en el torneo de la “B» del fútbol colombiano; pero sin importarles cuál puede ser el saldo y la consecuencia final para una institución que representa a una de las ciudades más importantes de nuestro país y cuya hábitat natural es el campeonato de la Liga Águila.
De los mismos creadores de “De la B no me quiero ir” es la película a la que estamos condenados a ver, temporada tras temporada los hinchas Auriverdes.
Al terminar el cuadrangular “Bolívar Si Avanza”, donde participaron 3 equipos de la “A»: Junior, Medellín y Jaguares, el balance fue catastrófico, desnudaron y dejaron al descubierto en sus presentaciones las falencias de Real Cartagena, cada uno marcándole la diferencia con goleadas.
Seguramente, para los amantes y seguidores de movimientos y orientaciones tácticas y técnicas, los encuentros jugados en Magangué, El Carmen y Cartagena solo serán un referente para corregir las falencias o debilidades evidenciadas en cada uno de los partidos ante sus encopetados rivales de este Real Cartagena modelo 18.
Pero razón tienen los hinchas con su dolor de patria chica cuando llevan una pancarta a la tribuna Oriental del estadio Jaime Morón, diciendo: “CON RENDÓN EL FÚTBOL DE BOLÍVAR NO AVANZA”.
En reiteradas ocasiones hemos sido de la posición que no es nada serio la forma como se maneja el Real Cartagena, con un sólo directivo que representa los intereses de su familia y que solo da cara cada vez que el gobierno departamental anuncia un apoyo económico asumiendo el gran papel protagónico de “la pobre viejecita y su equipo de problemas económicos”
El último triste cuadro reflejado del cuadrangular “Bolívar Sí Avanza Por Cartagena”, en el juego Real Cartagena frente a Jaguares, donde tras la goleada, pero sobre todo cuando el partido iba 2-0, antes de finalizar el tiempo, el público abandonó casi completamente el estadio, es el mensaje más contundente de divorcio entre hinchada y equipo, es la más clara demostración de que la confianza se perdió absolutamente. La gente ya no aguanta más, saben que el fútbol cada día expresa un marketing devorador, que requiere de inversiones serias en la principal materia prima de este espectáculo que vienen a ser sus jugadores.
Por lo visto hay una clara intención de quienes manejan el club heroico de que lo que menos les interesa es ascender y que hoy por hoy el negocio en el que se encuentra y dada las altas cantidades de dinero que producen los patrocinios, los mantienen en su zona de confort.
El Real Cartagena que vimos en el cuadrangular es un equipo imberbe, con jugadores tan elementales como el agua, intrascendentes línea por línea; con un cuerpo técnico debutante que por lo visto no está seguro cual va a ser el patrón de juego a utilizar. Si se quiere mejorar, los cambios y los movimientos tienen que ser sustanciales y eso no se hace sino con buenas contrataciones.
¡La ciudad y sus hinchas no aguantan más! Y como dijo varias veces el poeta Diomedes Diaz: “Quien tiene pal whisky, debe tener pal hielo”.
Foto: Jorge Luis Herrera