Teherán no solo trae experiencia, sino también una mentalidad ganadora. Su llegada no es solo un refuerzo deportivo; es una inyección de confianza y motivación para los Tigres
El regreso de Julio Teherán a los Tigres de Cartagena no solo marca un hito en la historia reciente del béisbol profesional colombiano, sino que también enciende la esperanza de una afición sedienta de gloria. Después de nueve años sin alzar el título, la novena heroica apuesta fuerte con la incorporación de su hijo pródigo, un lanzador derecho de élite con más de una década de experiencia en las Grandes Ligas.
Teherán fue una pieza clave de los Bravos de Atlanta, donde se consolidó como el “as” del equipo y tuvo el honor de abrir cinco Opening Days consecutivos entre 2014 y 2018. Su carrera también lo llevó a los Angelinos de Los Ángeles, los Tigres de Detroit y, recientemente, a los Cerveceros de Milwaukee, antes de pasar al béisbol mexicano, donde mostró su consistencia con los Toros de Tijuana. Esta trayectoria lo convierte en uno de los lanzadores colombianos más destacados de la historia.
El equipo cartagenero, bajo la dirección de Jonathan Solano, ex receptor de los Nacionales de Washington, ha armado un roster competitivo con nombres como el receptor Meibrys Viloria y el lanzador dominicano Eduar López, complementados por un núcleo de talento joven y experimentado. Todo esto forma parte del proyecto “Bolívar Mejor”, liderado por Yamil Arana, que busca posicionar al deporte como eje de desarrollo y cohesión social.
Teherán no solo trae experiencia, sino también una mentalidad ganadora. Su llegada no es solo un refuerzo deportivo; es una inyección de confianza y motivación para los Tigres, que este año apuntan a romper su sequía de campeonatos. Con su incorporación, Cartagena sueña en grande. ¿Será esta la temporada en que los Tigres recuperen el rugido y vuelvan a lo más alto del béisbol profesional colombiano?