Aldo Montes y el vuelo de la fe: Real Cartagena, a un paso del regreso a la A

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Aldo Montes no solo detuvo un penal; sostuvo la esperanza de un pueblo

Por Hegel Ortega. – El 23 de noviembre de 2024, Real Cartagena escribió un capítulo inolvidable en su historia. Tras 12 años de lucha en la segunda división, el equipo heroico aseguró su lugar en el repechaje por el ascenso con un héroe inesperado: Aldo Montes, el portero que, con una atajada milagrosa, sostuvo las esperanzas de una ciudad entera.

 

El escenario era el estadio Francisco Rivera Escobar de Palmira, donde el Real enfrentó a un Orsomarso que salió con todo, decidido a imponer condiciones. Durante los primeros 45 minutos, los locales lanzaron ataques desde todos los frentes, poniendo a prueba la resistencia del equipo dirigido por Steven Sánchez. Sin embargo, el cuadro cartagenero respondió con temple y disciplina, aguantando el embate con una defensa sólida.

 

Cuando el primer tiempo parecía cerrarse sin goles, llegó el momento que desató la locura en Cartagena y Bolívar. Minuto 42: Jairo Dita, con un movimiento letal, encontró un espacio en el área rival y definió con precisión para abrir el marcador. Ese gol resonó como un grito de esperanza en los barrios de Cartagena, golpeados por la adversidad, y fue celebrado como un símbolo de fe en Montecristo, donde la ola invernal no ha dado tregua.

 

En la segunda mitad, Orsomarso subió la intensidad, empujando con todo su arsenal en busca del empate. Real Cartagena se defendió con la solidez de un castillo amurallado. Cristian Palomeque, en la última línea, despejaba balones como si defendiera las murallas de San Felipe, mientras Ignacio Artola se erigía como un muro inquebrantable. Pero, a falta de 10 minutos para el final, llegó el momento más crítico del partido: una mano dentro del área de Juan Camilo Angulo fue señalada como penal.

 

El estadio vibraba de un lado, mientras la tensión reinaba en las calles de Cartagena. Aldo Montes, con la calma de quien confía en su destino, se preparó para enfrentar a Jesús Agames, el delantero arjonero que tenía en sus pies la oportunidad de igualar. Montes, mirando al cielo, se encomendó al Altísimo. Cuando el balón salió disparado hacia la izquierda, el portero heroico voló como un rayo y lo detuvo. Fue una atajada que se sintió como un gol en las gradas, en los barrios y en los corazones de los hinchas cartageneros.

 

El pitazo final desató el júbilo. Real Cartagena está a dos partidos de regresar a la primera división, un sueño que parecía inalcanzable hace apenas unos meses. Con el respaldo de la Alcaldía y la Gobernación, el equipo logró construir una nómina competitiva liderada por figuras como Teófilo Gutiérrez, Cristian Marrugo y el técnico Sebastián Viera, quienes han inyectado experiencia y espíritu ganador.

 

“Este equipo representa la esencia de Cartagena: lucha, resistencia y esperanza”, expresó el gobernador Yamil Arana, mientras el alcalde Dumek Turbay afirmó: “Estamos listos para llenar el estadio en el repechaje. Esta es la oportunidad de devolver al Real a la A, donde siempre ha pertenecido”.

 

Más allá de los goles y las estadísticas, el ascenso simboliza el renacer de una ciudad que encuentra en su equipo un reflejo de su perseverancia. Aldo Montes no solo detuvo un penal; sostuvo la esperanza de un pueblo. Y mientras la ciudad se prepara para el siguiente desafío, una cosa está clara: Cartagena y su Real siempre encuentran la manera de levantarse y luchar.