Los festivales y la música en Bolívar construyen felicidad humana

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Lo que se observa en Bolívar es el desarrollo con brillo de extraordinarios productos culturales donde se acentúa el amor, la pasión y la identidad por lo nuestro.

Por Hegel Ortega Madero – Transformar el mundo y hacerlo mejor; logrando impactar positivamente en la vida de las personas y aportar al desarrollo de la sociedad tendrían que ser unas de las consignas de los nuevos líderes del humanismo de estos tiempos.

 

En nuestra ciudad y en el resto del departamento de Bolívar, son muchos los hombres ilustres que han tenido que emigrar a otras latitudes para ser reconocidos en las actividades artísticas y profesionales en las que se desempeñan. El departamento de Bolívar es, sin duda, uno de esos cofres cubiertos por capas de oro, cuyo material humano y artístico es de la más alta calidad.

 

Hoy podemos afirmar que esos reconocimientos resuenan a partir de la visión y el trabajo en equipo de la gobernación de Bolívar con su plan de desarrollo “Bolívar Primero” y el liderazgo del Gobernador Vicente Blel con un extraordinario coequipero, el director de ICULTUR, Iván Sanes.

 

Lo que se observa en Bolívar es el desarrollo con brillo de extraordinarios productos culturales donde se acentúa el amor, la pasión y la identidad por lo nuestro; representados en varios festivales, como lo es Festimaría, realizado en días pasados en San Juan de Nepomuceno, cuna de grandes juglares e intérpretes de la magia y la expansión macondiana como el maestro Andrés Landero, Adolfo Pacheco, Lucho Bermúdez y el más reciente, el siempre recordado y virtuoso del acordeón-piano, lleno de un estilo propio en cada una de sus composiciones, Rafael Ricardo, quien recientemente partió al más allá, dejando una huella indeleble en las generaciones que heredan o heredarán su obra musical.

 

Por otro lado, por estos días Cartagena, la capital del departamento de Bolívar y cuna de extraordinarios expositores de la cultura popular en diferentes ritmos musicales, recibe en un marco de fantasía y policromía, nada más y nada menos que a una de esas expresiones musicales intrínsecas en el ADN de los habitantes de nuestro territorio, como lo son las bandas procedentes del mapa territorial de Bolívar.

El clarinete, el bombo, el saxofón, la trompeta y el guapirreo, se han sentido en el parque Lacides Segovia de Manga y Plaza de la Proclamación del centro histórico, como un verdadero catalizador de los sentimientos de nuestra gente.

En Festibanda se puede describir la presentación de tres extraordinarios invitados como espeluznante. En su muestra escénica se presentan grupos como Las Alegres Ambulancias de Palenque, que representan una verdadera recreación artística por la originalidad del uso de un instrumento lleno de mucha historia y vibra como lo es el tambor africano, que ha caminado por la evolución de un mundo tecnotronico donde se fusionan sentimientos anglos y africanos, que con cantos de lamento originados por el lumbalú, nos dejan de manifiesto aquella frase de Celia Cruz “la vida es un carnaval”.

 

Y es que desde la época de los festivales de música del Caribe no habíamos encontrado un evento que atrapara el sentimiento de la identidad de la región como actualmente lo hace Festibanda.

 

Festibanda es el reflejo de muchas cosas que tenemos que analizar, como la muestra impactante del recorrido de carnaval del Checo Acosta y la fuerza de la voz tropical del siempre alegre maestro Juan Piña.

 

También, sin duda, se debe gran parte a la excelente labor de los que han tenido la visión de escoger con pinzas cada detalle lleno de extraordinarias experiencias para el público asistente.

 

Los festivales de Banda y Montes de María que “resuenan” también han servido para la reactivación económica, pero su mayor legado es el espacio seguro donde se han vuelto a reencontrar las maravillosas familias de Cartagena y Bolívar.